La niña de la lluvia
Colaboración de marzo en Salto al reverso.
Su infancia se vio interrumpida de tajo: a sus escasos doce años su organismo y la naturaleza decidieron comenzar el precoz desarrollo.
La madre de Isbe sabía lo que eso significaba y una tremenda pesadez cayó sobre ella quitándole la curva a su sonrisa y dejándole una línea recta en su ya de por sí gesto plano. Sumisa por tradición, tuvo que informar al padre de Isbe que el día había llegado. A Erop le brillaron los ojos con un fulgor de maligna esperanza. Moci solo agachó la cabeza.
—Dame el sombrero, mujer. Debo ir al lugar de Sofa.
—En seguida, mi señor —contestó Moci apesadumbrada.
Afuera de la casita, sentada a la sombra de una jacaranda, Isbe miraba pensativa el camino que seguía una hormiga llevando a cuestas una ramita seca. Meses atrás, mientras jugaba por un costado de la…
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