Lolita
Luego de una larga ausencia, regreso a Salto al reverso. Esta es mi colaboración para este mes.

Lolita apenas podía inclinarse a poner alimento para el gatito que desde hacía algunas semanas le hacía compañía. Ella se sentaba en una desvencijada silla por las tardes, afuera de su casa, a sentir como pasaba el tiempo, porque sus ojos cansados ya no le permitían ver mucho, aun usando gafas. Se echaba en la encorvada espalda un chal raído por el recuerdo de las dichas perdidas: era para el frío, aunque todavía faltaban muchos días para el invierno. Permanecía ahí hasta que sus desgastados huesos se lo permitían, después se levantaba, arrastrando los pies iba a la cocina y sacaba un puño de croquetas que, tanteando, depositaba en el interior de un cacharro en el que apenas se podía leer la palabra «Miau». Luego del esfuerzo para enderezarse, se desplazaba a su recamara. En el trayecto miraba un olvidado bastón de aluminio recargado…
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